El Plan Andaluz de la Bicicleta 2014-2020 se aprobó con el objeto de propiciar un mayor uso de este medio transporte, una apuesta por la movilidad sostenible. Este Plan venía a abordar no sólo la infraestructura viaria, sino también elementos complementarios como aparcamientos, la intermodalidad o medidas de concienciación ciudadana y de gestión.
Se ha producido un retraso considerable en las actuaciones de la red de vías ciclistas urbanas. Ejemplo de ello es la vía ciclista de conexión de Valdezorras-Alcosa con el tramo interurbano (multimodal) de la carretera A-8008, que ni siquiera tiene finalizado el proyecto en estos momentos pese a contar con una dotación presupuestaria de casi 1,1 millones de €.
El impulso del transporte y la movilidad sostenibles debería ser un objetivo y un compromiso de la Junta de Andalucía, sin embargo, la provincia de Sevilla se encuentra aún muy alejada de este modo deseable y se sigue generando una movilidad altamente insostenible, con una gran mayoría de desplazamientos en coches. La Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente y sostenible, tiene como eje fundamental reducir el 20% la emisión de los gases con efecto invernadero.
La promoción extensiva de la movilidad no motorizada mediante el uso de la bicicleta debería ser una prioridad, sin embargo, vemos como el Plan Metropolitano de Transporte para Sevilla está aún en fase de resolución de contrato.
Tampoco hay una apuesta por la intermodalidad del transporte y no se ha implantado ningún intercambiador de transporte pese a los estudios favorables para la instalación de un nodo que permita la utilización del transporte público en Las Cabezas de San Juan y Lebrija, por ejemplo.
En definitiva, muchas palabras y pocos hechos, como el anuncio de la tramitación de un anteproyecto de Ley de Ordenación del Transporte y la Movilidad Sostenible de Andalucía, que mucho nos tememos se quedará en eso, un anuncio.