El ‘Programa coordinado para la recuperación y mejora del río Guadaíra’ se cerró en falso. Hace solo dos semanas, se produjo un nuevo vertido al cauce del río Guadaíra, donde la espuma se acumulaba en lugares de la ribera como la azuda del molino de Las Aceñas. Un nuevo vertido procedente, una vez más, de la industria aceitunera. Vuelve a confirmarse que hay empresarios que de forma impune aprovechan las lluvias de otoño para desprenderse de los residuos de la producción de la aceituna.
Este nuevo episodio de contaminación vuelve a demostrar tanto la ineficacia como la falta de voluntad política de Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta. Estos vertidos sistemáticos y periódicos, realizados por empresarios desaprensivos, demuestran que la recuperación de la calidad de las aguas del río continúa sin ser completa. No se toman medidas contundentes contra los autores de estos atentados y de estos vertidos. No se extrema la vigilancia en las riberas para evitar estos actos, pues entendemos que los intereses económicos son más fuertes que los intereses sociales y medioambientales. No encontramos otra explicación para que la consejería que mire para otro lado constantemente.
Otro ejemplo es el derribo parcial, en mayo de este mismo año, del antiguo Molino de la Zúa, un derribo del que nadie parece saber nada. Hemos preguntado y hemos solicitado información y documentación a su consejería, y parece que nadie sabe nada, pero del que alguien tendría que autorizarlo, porque, además, para este derribo, se utilizó maquinaria pesada. Es una prueba más de cómo el ‘Programa coordinado de recuperación y mejora del río Guadaíra’ no se cumplió totalmente, quedando sin ejecutarse muchas obras e inversiones especificadas tanto en los subprogramas del Guadaíra Blanco como del Guadaíra Verde.