El Consejero de la Presidencia lleva todo este tiempo dedicando sus intervenciones al reproche permanente a todo lo que hace el Gobierno de España.
Cada vez que habla transmite mensajes centrados solo por y para la crítica destructiva del adversario, lanzando una versión interesada de los hechos para movilizar una serie de emociones que no nos conducen a la recuperación que la sociedad nos está pidiendo.
Y puede surtir efecto la táctica del trumpismo, que no es ni “posverdad” sino directamente el uso torticero de la mentira, tal y como ha ocurrido con Ayuso en la Comunidad de Madrid. Pero no es sostenible en el tiempo.