El Plan Concertado y la Ley de Dependencia carecen de financiación adecuada y no se adecuan a las necesidades, soportando el peso sobre las entidades locales lo que hace muy difícil el sostenimiento del Servicio de Atención a Domicilio, SAD, a lo que se suma la gran desigualdad existente en el territorio andaluz.
Hemos conocido unos datos del estudio de seroprevalencia, que confirman que “el coronavirus entiende de género y precariedad: cuidadoras y trabajadoras de limpieza son las más afectadas. Junto al personal sanitario, las mujeres que se encargan de estos trabajos, altamente feminizados y precarizados, son las que más se han infectado desde el inicio de la pandemia.”
Hay que reconocer el trabajo esencial que realizan las compañeras del Servicio de Ayuda a Domicilio, el que realizan siempre, y especialmente el que han desarrollado en estos momentos de emergencia sanitaria.